08 diciembre 2009

VIVENCIAS EN PEÑA DEL HIERRO IV

La Peña de Arriba

Un conjunto de doce grupos de casas constituían este poblado, pudién­dose datar sus orígenes con anterioridad a 1904, en que ya estaban edificadas,
Más conocida como Los Cuarteles, fue construida siguiendo un orden urbanistico dado por la naturaleza.Las cimas de los cabezos sirvieron de guia para asentar las hileras de casas, comunicadas entre sí por caminos, sin accesos de carreteras. Cada calle, o Grupo, como también se llamaban, era conocida por el nombre de algún vecino o por algo que lo diferenciaba de las demás, como la calle del Estanco o la calle de La Escuela. Aunque la orientación de los grupos no seguía una geometría ordenada, estaban construidos de tal forma que más o menos rodeaban a un área central o plaza en la que se encontraban el Paseo y el Casino, por cuyas inmediaciones pasaba la carretera de La Dehesa.

Estas eran más precarias y carecían de los servicios mínimos.Sus ventanas eran pequeñas y las habitaciones, muchas de ellas sin puertas, se comu­nicaban entre sí y sólo unas cortinas servían para guardar algo de intimidad. Dependiendo del grupo, eran de hilera simple o doble y según esto podían tener dos o una puerta, en el primer caso disponían de una principal y por la trasera se salía al "chozo" situado a pocos metros, que los propios mineros construían como desahogo de la casa, en el segundo caso, el "chozo" estaba frente a la puerta principal. En este cobertizo, construido con muros de pizarra y argamasa de tierra, techado con juncos y tierra sobre tablas de madera, se ubicaba normalmente la cocina. Las basuras y otros deshechos se arrojaban a las esterqueras, algo más ale­jadas de las viviendas.

Las casas se pintaban con cal, de un blanco resplandeciente y muchas de ellas lucían en puertas y ventanas macetas de geranios, claveles, azucenas, alba-hacas y otras especies, lo que conseguía dar a la barriada un ambiente acogedor y entrañable. En el interior, no faltaba como decoración algún objeto de metal relu­ciente, fabricado en los talleres por algún artista. El típico almirez, el brasero, cazos y otros utensilios cubrían las paredes, no siendo infrecuente encontrar un cuadro de la Sagrada familia colgado en lugar preferente.

El lavado de ropa lo hacían las mujeres en las puertas de sus casas, o en el barranco de Portalegre. Llevaban las paneras y el refregador en la cabeza y utilizaban un rodete de trapo como protector. Las casas más cercanas al Dique de Abajo realizaban esta tarea en el mismo, pues aún estando prohibido, no se respetaba estrictamente la medida.
En la zona más "céntrica", por la que si pasaba la carretera que venia de La Dehesa, se alzaba el Casino, frente al cual, más abajo y al otro lado de la carretera se encontraba el Paseo, una gran explanada de forma más o menos rectangular, con los lados menores semicirculares.Bien construido, el suelo era de tierra compactada y en el centro se erguía una farolá de hierro, rematada por brazos en forma de cruz.Estaba rodeado en su mayor parte por bancos de manpostería, que de forma continua delimitaban su perímetro. Lindando por una de sus esquinas había un escueto cerro, con pinos de pequeño tamaño, al que rodeaba una estrecha carretera cuya entrada y salida daban al propio Paseo. A comienzos de los años sesenta este cerrito fue aplanado para construir la Parroquia.

Siguiendo la carretera hacia abajo se abría un llano más o menos circu­lar, conocido como El Llano de las Cabras, así denominado por ser el lugar donde el cabrero recogía las cabras de los vecinos para llevarlas a pastar diariamente al monte.Para el control de los animales el pastor disponía, además, de un recinto cerrado con muros de pizarra, situado a la espalda del Casino.
Desde el Llano de las Cabras partían los caminos hacia Puerto Alegre y Los Ermitaños, y continuando de frente, subiendo una pequeña pendiente, se llegaba a los grupos de casas conocidos como Corea. Este nombre le fue dado en una época en la que se afincó en esas viviendas un gran número de arrieros procedentes de todas partes para trabajar en el transporte de mineral con sus animales. Era tal la cantidad de reyertas que se daban en esa zona que se la bautizó con el nombre de aquel conflicto bélico.

A la entrada de estos grupos la primera edificación era la Capilla, habi­litada para el culto religioso. Junto a ella se alzaba la Cruz de los Caídos, legado de la Guerra Civil. Hoy día aún se conserva.

Puerto Alegre
Pronunciado portalegre. estaba situado a menos de un kilómetro al Norte de Los Cuarteles. Constituido por tres grupos de casas, cruzados por el cami­no que conducía a la Mina Chaparrita y al Ventorro de Gervasio, este caserío nunca disfrutó de la luz eléctrica.

Los Ermitaños
Conocido como los Ermitanos, se encontraba a kilómetro y medio al Noreste de Los Cuarteles y a unos seiscientos metros al Noroeste del Dique de Arriba. Lo cruzaba el camino hacia Campofrio y tampoco contó nunca con electricidad.

Miguel Vázquez Vázquez

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