18 marzo 2014

Cuida tu energía en primavera

El cansancio y el desánimo primaverales pueden ser una llamada del cuerpo a revisar ciertos hábitos. La medicina china invita en esta época a prestar más atención al hígado cuidando, por ejemplo, los alimentos, el ejercicio y la apertura emocional.

Los mejores aliados para cuidar el hígado

Un hígado equilibrado ayuda a mantener un buen nivel de energía en primavera.

Alimentación.El sabor del hígado es el ácido, y el color, el verde. Los alimentos más adecuados son: hojas tiernas y verdes, brotes, judía mungo, soja, mijo, semillas de loto, setas, calabacín, nabo, apio, etc. También el té verde, el zumo de limón y las frutas del tiempo.

Plantas útiles.Favorecen al hígado en esta época:

  Manzanilla: suaviza el hígado, restaura el chi de estómago.
  Cardo mariano: ayuda a recuperar la función hepática, pero hay que tener cuidado en caso de insuficiencia y frío de bazo y estómago.
  Menta: fresca, activa el chi de estómago.
  Hinojo: activa el chi de estómago calentando.
  Anís: activa el chi de estómago y calma el dolor.
  Chai hu (Bupleurum chinense): desbloquea el hígado y sube el yang. 
  Bai shao (peonía china): nutre la sangre y controla el yin, suaviza el hígado y es analgésica; puede regular la regla y disuelve las masas.

  Piel de mandarina seca: tonifica el chi de estómago y ayuda a desbloquear los acúmulos.

Ejercicio para liberar emociones contenidas
Desprenderse de las emociones negativas ayuda a canalizar el chi de hígado.
Darse permiso.Se recomienda realizar este ejercicio a campo abierto. Se busca un lugar donde nos sintamos cómodos y, una vez encontrado, ponemos nuestra atención y deseo en pedir permiso al cielo, la tierra y todos los seres vivos para realizar el siguiente trabajo: permitirnos sacar la rabia, la frustración, el enfado, la pena y el miedo de la manera más directa, sin prejuicios ni tabúes.

Dejarse ir.En ese espacio de liberación, podemos ser niño o niña y llorar, gritar o patalear tirados en el suelo: llorar por los sentimientos ahogados entre dientes, gritar lo que no se haya verbalizado por los buenos modales y patalear por los enfados encajados entre músculos y tendones.

Buscar la calma del árbol.Una vez terminado el ejercicio, se armoniza la respiración y nos acercamos a un árbol para abrazarlo y sentir cómo palpita en nuestro pecho hasta que nos hayamos calmado. Para acabar, le damos las gracias a ese árbol.


Wen-Hsiu Hu Wen

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