02 mayo 2014

Las vitaminas de la juventud

No parece que exista el alimento o la sustancia capaz de prevenir todos los problemas de salud, pero los compuestos antioxidantes cumplen un papel valioso en el mantenimiento del bienestar. Por eso conviene conocerlos e incluirlos en la alimentación diaria.

Queda todavía mucho por descubrir sobre las propiedades de los distintos antioxidantes, pero todo indica que son nutrientes esenciales. Veámoslos con detalle:

  • Vitamina E. Es una sustancia soluble en grasas que previene la destrucción de las membranas
    celulares e inhibe la oxidación del colesterol LDL. Por eso desempeña un papel preventivo de las enfermedades cardiovasculares y del infarto de miocardio en concreto. La dosis diaria recomendada es de 15 mg, que pueden obtenerse de los aceites de primera presión en frío (en especial el de germen de trigo), de los aguacates y de los frutos secos.

  • Vitamina C. Es soluble en agua y constituye la primera línea de defensa antioxidante en el plasma sanguíneo. Es un protector poderoso contra el daño que los radicales libres causan en las membranas celulares. Resulta esencial para la producción de colágeno y estimula el sistema inmunitario. Posee la capacidad de regenerar el tocoferol (vitamina E) que se ha consumido o no se ha activado. La dosis diaria recomendada es de 60-90 mg y abunda en los cítricos, el kiwi, la papaya, el pimiento rojo, el brécol, la col rizada, la lombarda, el melón cantalupo, la coliflor, el boniato o la fresa.

    A continuación de las vitaminas E y C, los carotenos son también muy bien recibidos por el organismo. Los más comunes son:


  • Betacaroteno. Es un pigmento que da color amarillo o naranja a muchos alimentos como el boniato, el mango, la zanahoria, el albaricoque y la calabaza. En el cuerpo se transforma en vitamina A y, de manera similar a las vitaminas C y E, fortalece el sistema inmunitario y protege las membranas celulares.

  • Licopeno. Aporta rojos intensos o rosas brillantes a tomates, uvas, sandías, papayas y guayabas. Los estudios epidemiológicos muestran que las dietas ricas en licopeno protegen frente a las enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer, en particular los de próstata y boca.

  • Luteína y zeaxantina. Son carotenoides amarillo-verdosos que se encuentran en espinacas, berzas y coliflores. Los antioxidantes de todas estas hortalizas actúan como escudos protectores de la retina frente al ataque de agentes nocivos. Así previenen las cataratas y la degeneración macular, causas evitables de ceguera.

    Manu Núñez y Claudina Navarro

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