03 julio 2014

Melocotón

Con el buen tiempo llega el melocotón, una fruta cuya jugosidad y aroma invitan a disfrutarla con todos los sentidos. Además de cautivar, favorece la digestión y aporta abundantes antioxidantes que protegen la vista y potencian la salud.

Los melocotones son una fruta de temporada, ya que aguantan poco tiempo una vez recogidos. Se trata de una fruta muy jugosa, lo que indica un elevado contenido de agua (87,5%). El porcentaje de hidratos de carbono, responsables de su dulzor, es moderado (8,7%), mientras que su contenido proteico resulta escaso (0,7%) y el de lípidos casi nulo (0,1%). También aporta fibra (1,4%), en su mayor parte soluble. Los conservados en almíbar son nutritivos, pero pierden vitaminas y minerales, además de ser más calóricos. Secados al sol conservan la mayoría de sus propiedades.

Tesoro antioxidante
En esta fruta destaca el aporte de vitaminas A, C y E, de reconocidas propiedades antioxidantes.

Comer un melocotón mediano (200 g) cubre el 15%, el 33% y el 10% de las necesidades diarias, respectivamente. Otras vitaminas presentes en el melocotón son la K, así como la B1 (tiamina) y B2 (riboflavina).
Entre los minerales, destaca la presencia de potasio (regula el tono muscular y la formación de orina), si bien también aporta pequeñas cantidades de fósforo (importante para los huesos, el sistema nervioso y el cerebro), calcio, magnesio (sistema nervioso), cinc (sistema inmunitario), selenio (antioxidante que previene frente al cáncer y problemas cardiacos), hierro y azufre (función hepática y buen estado de la piel).
Pero quizá su principal virtud es la riqueza en carotenos, precursores de la vitamina A que se formará posteriormente en nuestro organismo.
Contiene asimismo antioxidantes polifenólicos como la luteína y la zea-xantina. Estos pigmentos poseen propiedades antioxidantes que protegen frente al cáncer (especialmente de estómago) y las alteraciones cardiovasculares. Además ayudan a mantener la piel y los ojos en buen estado.

Cómo beneficiarse de sus propiedades

Los beneficiosos componentes del melocotón se reparten entre la pulpa y la piel, por lo que lo más aconsejable es comer esta fruta sin pelar, siempre que se haya lavado bien y proceda de cultivos en los que no se utilicen plaguicidas.
Es cierto que el melocotón es una de las frutas que produce más reacciones alérgicas de tipo alimentario, pero en la mayoría de las veces se trata de una reacción localizada, el «síndrome de alergia oral», con picor de boca y garganta. Esta reacción no es por la pelusilla como se creía sino que la ocasionan las proteínas que contiene la piel (a menudo se trata de reacciones cruzadas).
En estos casos basta con pelar el melocotón, o bien sustituirlo por nectarinas, que no suelen presentar este problema.

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